Momentos
inconclusos que son creados a través de la interacción artística.
Todo comienza
cuando un artista español empieza a coger fama internacional por su
instalaciones fotográficas. Su aspecto desaliñado y su autismo, lo hacen una
persona diferente. Adoptado cuando tenía 3 años y criado por una familia
humilde, consigue superar barreras dentro de su autismo, consiguiendo cosas que
antes otros autistas no habían sido capaces.
Se pasa el día
observando a las personas, viendo sus comportamientos, interesándose por la
forma de interactuar, la forma de pensar, de comunicarse… Le apasiona el tema
de la mente humana, como funciona y se comporta en los diversos campos.
El joven artista
empieza su andadura con una edad muy temprana, teniendo su primera toma
contacto con la fotografía a través de un sueño. Un sueño que acabaría siendo premonitorio y que le daría las
claves de la imagen para llegar directamente al espectador. Sin formación sobre
el campo de la fotografía el joven empieza a adquirir material fotográfico de
baja calidad, pero consiguiendo con ellos unos resultados profesionales,
llegando a ser cuestionado si eran suyas las obras o se las hacía alguien. Poco
a poco se va haciendo un hueco entre los expertos de la fotografía.
Empieza
realizando obras de gran tamaño, que siguen una secuencia, siendo ganadoras de
diversos certámenes de cierta relevancia, abriéndole las puertas para realizar
exposiciones individuales. Ese es el momento en el que se introduce de lleno en
la instalaciones fotográficas y da el salto a nivel internacional.
Pero es un
momento exacto en el cual una obra concreta provocó en desconocimiento del “
cual “, el “ como “ y el “ porque” , profundizando en la multiplicidad de
conexiones entre la mente humana. Dicha obra fue creada especialmente para una
sala de Londres. Era su primer contacto con el extranjero, donde el cambio de
cultura, pensamiento y costumbres estaban presentes.
La obra se
ubicaba en una sala aparentemente normal de una galería en Londres. Una sala
amplia, sin obstáculos, pero la cual tenia un recorrido preestablecido, algo
que la hacía perfecta para dirigir a los espectadores.
La instalación
fotográfica, era el culmen de su último proyecto, siendo tan efímera como cada
visitante que la observara, y tan novedosa como espectadores tuviera.
Cada
persona que acudía realizaba un recorrido visual, con el cual el artista
conseguía llegar al espectador. El autor logró que cada visitante hiciera suya
la foto y percibiera algo relacionado con su vida, haciendo la obra única para
cada uno, donde todo el mundo veía reflejado el paso de su existencia. La obra
era como si en cada persona floreciera la creatividad y creara una imagen artística
que se veía reflejada en la instalación de la sala. Esto provoca un sentimiento
de realización, de protagonismo, de ser la musa, donde las personas crean algo
de forma inconsciente, interactuando con la obra sin darse cuenta.
Es
como un recorrido en su vida, una progresión de su evolución, pero todo visto
desde un prisma artístico, donde la simplicidad de las imágenes tienen un gran
protagonismo.
Todo
el mundo, percibe algo extraño, pero que le agrada, sin saber el que, pero
todos callan, realizando una crítica muy buena de la obra. A cada persona le
confunde el como ha podido tomar esas instantáneas el autor, como ha recopilado
todas esas imágenes de su vida, sin saber que lo que realmente está haciendo el
joven artista es tocar ciertos aspectos del cerebro que activan un mecanismo de
asociación. Había encontrado que sentimientos debía de transmitir para
conseguir que las imágenes activaran esa parte del cerebro que apenas se usaba.
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